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ECOLOGÍA
Si no se extingue la plaga, podría extenderse por Europa
El caracol manzana amenaza el Ebro
Caracoles recuperados por la asociación en su campaña de erradicación.
SEO/BirdLife
Elisa Piñeiro Kruik
Madrid
En el 2009, el caracol manzana es un habitante más del Delta del Ebro. Fue hace tres años cuando se identificó a una de las especies de caracol manzana ('Pomacea insularum') como plaga. La llegada de este nuevo 'inquilino' representa una grave amenaza para la zona.
La mala fama de este molusco se debe al peligro que representa para el cultivo de arroz ya que se alimenta del mismo y hace peligrar la estabilidad de la biodiversidad en los humedales naturales. Además, consume las diversas especies de plantas acuáticas autóctonas.
El Delta del Ebro es la primera zona europea en la que se detectó la presencia de este caracol que se ha colocado en la lista de las 100 especies invasoras más perjudiciales del planeta. La propia Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha calificado esta plaga como una de las "más importantes para el arroz en el mundo" por los "graves daños" que causa a las cosechas.
El sector agrícola confiesa estar preocupado ya que no logra deshacerse de este implacable molusco cuyas principales fuentes de alimentación son la semilla del arroz y el plancton. Esto supone un doble riesgo ya que por una parte, afecta al ecosistema al alimentarse de plantas, ya que compite contra otras especies hervíboras que también las comen. Por otra parte, también tiene consecuencias a nivel agrícola ya que se alimenta del arroz en el momento de la siembra.
Más de 450 hectáreas afectadas en 2011
Su expansión por los arrozales es veloz y progresiva: este año se han contabilizado más de 450 hectáreas afectadas. Precisamente por eso SEO/BirdLife, la asociación para el Estudio y Conservación de las Aves y sus Hábitats, y la Generalitat, se decidieron hace ya tres años a intentar erradicar o, al menos limitar, la presencia del caracol en la zona. Optaron por llenar los desagües con cal, capturar individuos, destruir las puestas, colocar trampas en los canales y, por último, desecar los arrozales durante un período de cinco meses.
No obstante, el problema está en que 'Pomacea insularum' se adapta muy bien al clima de nuestro país al proceder de aguas templadas, originalmente de Argentina. Según explica Ignasi Ripoll, el coordinador de un proyecto coordinado por la Generalitat y la Empresa Forestal Catalana, los expertos han señalado que "el mejor método para atenuar o erradicar la presencia de estos moluscos es la extracción manual de adultos y la destrucción de las huevas".
El miembro de la Oficina Técnica del Delta del Ebro confiesa que la destrucción de las huevas es una de las tareas más complejas ya que los caracoles se reproducen tan rápidamente que son capaces de poner entre 400 o 500 huevos en un periodo de tan sólo 10 días. Asegura que "pueden llegar a mil y pico huevas por sesión".
Además de ser la opción más eficaz, la extracción manual también es la más ecológica ya que "no destruye la zona circundante", explica el coordinador de este proyecto en el que colabora casi una decena de voluntarios. "El propio ecosistema acabará creando sus defensas", asegura. Es decir, que otras especies como los gatos o las carpas se alimentarán de este caracol. Al parecer, algunos peces están ya consumiendo las crías de caracol. Ripoll sugiere que posiblemente los patos también lo hagan.
¿Y qué hacen con los caracoles extraídos? Ignasi explica que los caracoles extraídos se llevan a congelar a 20 grados bajo cero y, a posteriori se entregan al Parque Natural del Delta del Ebro. Una vez muertos, una empresa se los lleva y se encarga de incinerarlos.
El objetivo: Reproducción cero
La extracción manual es una forma de atenuar la invasión pero Ripoll insiste en la importancia de gestionar adecuadamente "la apertura, el cierre y la conexión de los canales" para evitar que entren caracoles. Además, asegura que en una campaña así, conseguir "reproducción cero" es vital puesto que a medida que se extraen adultos, se consigue disminuir la plaga aunque, erradicarla del todo sea una tarea prácticamente imposible.
No obstante, insiste en "ayudar al ecosistema hasta que encuentre sus propios medios" ya que de lo contrario "puede ser un desastre ecológico". Además, se reproducen de forma tan masiva que puede llegar a haber 50 caracoles por metro cuadrado.
Sin embargo, desde que SEO/BirdLife empezó a combatir la plaga en 2009, se han eliminado más de 65.000 adultos y se han destruido unas 76.000 puestas. Pese a que los resultados son esperanzadores, Ripoll insiste en que hay que estar alerta y concienciar al Estado y a la Unión Europea de que es un problema importante y, que todos los recursos que no se apliquen aquí tendrán que multiplicarse en el futuro en Europa.
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